miércoles, 18 de marzo de 2009

Slalom de basura - La nueva disciplina Olímpica

Hacia rato que no salíamos. El poco tiempo libre que tenia lo dedicaba al desarrollo de mi tesis (casi un año y medio me llevó terminarla) y ella se lo aguantó de manera estoica.
Pero ese fin de semana era diferente, después de un invierno donde nos cagamos de frío porque “…compremos la tele y la heladera, el calefactor lo dejamos para más adelante…”, empezaban los días otoño-primaverales.
Decidimos salir. Íbamos a comer, después a un bar y si pintaba boliche. Repito que hacia mucho que no salíamos solos.
Yo me puse un jean y una camisa blanca, en cinco minutos ya estaba listo.
Ella por su parte se probó por lo menos el 60% de su guardarropa. Cada vez que se ponía algo era lo mismo. “Miráme que gorda que estoy!!” “Esto me hace muy culona??” “Esto no me combina con la cartera ni a palos ¿No?” (Estragos del invierno).
Dos horas después estaba lista. Vestido negro puesto con calzador, el pelo suelto, aritos y collares haciendo juego, zapatos de taco, en fin tenia puesto todo lo que no se había podido poner en un año y medio de calvario.
Estaba verdaderamente hermosa.
Salimos a la calle y el aire calido se hacia sentir, la noche estaba espectacular. Era una de esas noches típicas de San Telmo donde no solamente los extranjeros andan por la calle.

Laseñoritaqueviveconmigo – Vamos caminando. Comamos por acá.

Yo – Que linda que te debes sentir? – ella no camina ni a palos, se toma el colectivo para ir al laburo que le queda a ocho cuadras.

Laseñoritaqueviveconmigo – Dale vamos!

Caminamos una cuadra agarrados de la mano, practicando el deporte “barrial” de San Telmo “Slalom de basura” mientras charlábamos de cualquier cosa.
En una milésima de segundo siento un tirón en el costado y veo (en cámara lenta) como Laseñoritaqueviveconmigo de desploma despatarrada en el suelo al tiempo que pegaba un grito que creo que no voy a olvidar nunca.
Yo no pude hacer nada (nada mas que tratar de no reírme).
Como pude la ayudé a incorporarse, el vestido antes negro exhibía un gran tajo al costado de la pierna, sus rodillas tenían raspones perfectamente redondos (como los que quedan después de garchar sobre una alfombra) de los que caía un pequeño hilo de sangre que manchaban las medias rotas que hacían juego con uno de los zapatos ya sin taco.
En ese momento, entre sus sollozos, la vi. Una enorme cáscara de banana aplastada en el suelo que formaba la imagen de una gran sonrisa.

Esto hice como represalia y para que Laseñoritaqueviveconmigo deje de llorar…




Vivan!


2 comentarios:

Tuky dijo...

Pobrecita!!! para las chicas es turismo aventura caminar con tacos en la calle!!

Anónimo dijo...

Ya te le completico, que bien que apenas estas empezando porque sino acá madrugando.

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