miércoles, 10 de junio de 2009

Aprender a vivir

El primer año acá en Baires viví en Villa Crespo a la vuelta de una gran iglesia. Allí también vivía Julián, un “vago” (palabras de él) de unos 45 años, que pernoctaba adentro de una caja de cartón recubierta con una lona plástica y algunas mantas junto a su inseparable Rabito, un perro feo como pocos.

Para mí, recién llegado del sur, ver algo así no era común y contemplar como las personas le pasaban por al lado sin siquiera notar su presencia me llenaba de indignación, vergüenza ajena. No soportaba pensar en lo mal que la pasaría, el hambre, el frío, la intolerancia de la gente, la mugre, la discriminación.

Un día cansado de pasar y solo saludarlo fui a hablar con él, me senté al lado, le di un pucho, fuego y empezamos a hablar. Me contó toda su vida, de lo mal que estaba antes, con su laburo de contador de ocho a dieciocho, estresado hasta las muelas, su mujer ensimismada, egoísta y traidora, sus supuestos amigos que se abrieron de patas a la primera dificultad. Pero también me contó lo feliz que era viviendo así y como ve pasar la vida, su vida, sin planes ni estrés ni plata ni auto ni casa ni presiones ni nada. En la iglesia le daban dos comidas diarias, no tenía vicios ni ambiciones, una vez al mes lo llevaban al hospital a hacerle un chequeo y todos los martes y viernes sin falta se bañaba en los vestuarios del club Atlanta.

Por dos años pasé a hablar con él casi todos los días, era un tipo muy inteligente con el que se podía hablar de cualquier cosa, historia y política eran su fuerte y contaba los mejores chistes que he escuchado, yo le llevaba algún que otro libro que el devoraba de una manera asombrosa lo que me obligó a comenzar a sacar libros de la biblioteca de la facultad cuando ya había leído todos los míos.

Un día de invierno, cansado de pasar frío, agarró sus tres o cuatro bártulos a Rabito y volvió a su casa sin despedirse, según me dijo el cura. Lo único que me quedó en claro es que esa vida fue su elección y siempre lo vi muy feliz con esto, jamás lo escuché quejarse de nada.

Hoy volviendo el tiempo atrás pienso, que sin quererlo, este tipo barbudo y harapiento me dejó una gran lección de vida que nunca podré agradecerle, solamente podré transmitirla de alguna manera...

17 comentarios:

Sr Cincuentón dijo...

¡Bravo!

Floripondia dijo...

Muy buen texto.. y nosotros aca tras un escritorio.. cansados de la monotonía y pensando en el que dirán los demás--- si probamos tal vez así seamos felices.

Hermoso texto.

Besos.

Word dijo...

Gracias Cincuentón!

Flora, es muy dificil salir de esta "vida" que tenemos y resignar ciertas cosas por un ideal, sea cual sea... somos hijos de la comodidad y nos asusta la incertidumbre...

Besos!

killer queen dijo...

Soy hija de la constancia y la estabilidad.
Igual creo que la monotonia no es lo malo , sino el dejar que solo sea monotinia!...se entiende??

Word dijo...

Killer, para mí la monotonía es desesperante, aburrida y cómoda... no la quiero para mi.

Igualmente creo que no es eso lo que me dejó en la cabeza este tipo, lo que me produjo es una sensacion de que teniendo miles de cosas nos seguimos quejando y protestando en lugar de disfrutar lo que tenemos.

Besos Killer!

La solitaria dijo...

Es buenisimo poder elegir de esa manera, de verdad. Como me gustaría poder hacerlo! Besos

Juli* dijo...

No sé cuánto tiene de real y cuánto tiene de ficción (y no quiero saberlo, eh!) pero me sentí identificada con algunas sensaciones del 'recién llegado'. Ahora me doy cuenta de cómo naturalicé tantas cosas con el pasar del tiempo.

Flor dijo...

¿Fue real?
Impactante.

Word dijo...

Flora, preguntenle al cura... Scalabrini Ortiz entre Cordoba y Lerma, esa era la iglesia.

Juli, no estiendo lo que decis.

Besos!

Juli* dijo...

'Para mí, recién llegado del sur, ver algo así no era común y contemplar como las personas le pasaban por al lado sin siquiera notar su presencia me llenaba de indignación, vergüenza ajena.'
Me refería al primer párrafo. Ahora ya no me sorprenden ciertas cosas que antes creía nefastas (y que lo siguen siendo, claro está).

Flor dijo...

Me queda un poquito lejos de Rosario eso, así que voy a optar por confiar en Ud.

PD: No entendí bien si la letra que dejaste en mi blog tuvo algún motivo en especial... ya la había visto por acá.

Lunatica dijo...

Hay que tener mucho valor para vivir de esa manera y ademas aguantarse un monton de cosas que no cualquiera podria sobrellevar. Solo una persona que no tiene ambiciones puede vivir de esa manera y hoy en dia la gente acostumbrada a otra cosa, muy dificil de cambiar. Besos!

Word dijo...

Juli, Que nabo que soy, no entiendo nada Jajaja!!

Flor, es que de lo que hablas en tu post tiene mucho que ver con la historia de esa letra, no fué nada en especial!

Lunatica, Depende a lo que le llames ambiciones, para algunos vivir sin presiones de ningun tipo puede ser una ambición...

Word dijo...

Solitaria!!! me olvidaba de usted, ando medio distraído... Jajaja!!

No solo es cuestion de elección, muchas veces elegimos algo, pero si no nos esforzamos nunca llegará.

Besos!

Juli* dijo...

No importa, no importa. Fue una cuestión de empatía nada más.

Victoria dijo...

Wow.
A mi a veces me pasa, lástima que muchos de ellos que viven en situación de calle tienden a ser muy apáticos por lo que les tocó vivir. Muchos lo hacen porque no tienen remedio, y otros por elección. Yo me acuerdo de que cuando era más chica veía a una señora en la parada de ómnibus que juntaba los cigarros. Una vez le ofrecí uno y me miró con cara mala y siguió en la de ella. Esto fué cuando tenía 16. Ante ayer, 3 años después la volví a ver, sentada en otra parada de ómnibus de la zona, sentada en cuclillas, parecía que estaba con mucho frío. Yo iba en el ómnibus y me dió mucha lástima.
Otra es que mi novio, que es taxista, está en una parada de taxis en un barrio de gente con plata. Me contó de "El Javi", un limpiavidrios de la esquina de ahí, y yo siempre le preguntaba por Javi, como andaba, a pesar de no haberlo conocido, le dije a mi novio que si El precisaba una frazada o algo, que me pidiera. El pibe este, no tenía vicios ni nada, no se drogaba, vivía en la calle y ahora, no sé donde está viviendo, pero estuvo un tiempo en la parada de taxis de "abre-puertas", lo dejaban dormir ahí y después empezó a trabajar de sanitario. Hace tiempo que Diego, mi novio, no lo ve, pero siempre me dijo que admira de la forma en que salió de esa situacion.
Un beso

Word dijo...

Juli, perdón por el mal entendido. Todos los que nos vinimos del interior tenemos muchas cosas en común, siempre me llevé muy bien con gente de las provincias y todo lo contrario con los y las porteñas...

Victoria, muy buenas historias. Me imagino que todos los que andan es la calle, por decisión propia o no, deben tener tantas historias!!
Otra cosa, si bien es cierto que muchos son apáticos creo que es comprensible dado como los trata la gente en general...

Besos!

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